Grecia: Para los griegos la religión tenía un sentido profundo: había que resolver la esencia del problema, averiguar la verdadera naturaleza o razón de ser de dioses y hombres y de su interrelación.
Roma: Para los romanos, sin embargo, la religión o tenía un sentido práctico o no tenía ninguno. Por tanto, se interesaban por los beneficios que los dioses pudieran reportarles, y el modo más adecuado de conseguirlos, y por los maleficios que les acarrerían y la manera de librarse de ellos.
Roma: Para los romanos, sin embargo, la religión o tenía un sentido práctico o no tenía ninguno. Por tanto, se interesaban por los beneficios que los dioses pudieran reportarles, y el modo más adecuado de conseguirlos, y por los maleficios que les acarrerían y la manera de librarse de ellos.
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